Fragmentos del Libro

- Por favor –dijo Tubten con voz entrecortada – acércame un momento ese morral -señalando una bolsa de lana de colores tejida artesanalmente.
Alfredo advirtió que moverse a esa altura y en esas condiciones podía ser una empresa casi imposible. Como pudo se estiró un poco para tomar el morral y se lo dio.
Tubten revolvió entre algunas cosas que llevaba y cogió un trozo de lienzo color marrón que envolvía algo como al descuido. Alfredo pensó que se trataba de algo para comer, pero no fue así. Tubten extrajo del lienzo un libro con sus hojas ajadas, amarillentas y de bordes irregularmente rotos por el uso. Lo tomó muy fuerte entre sus manos y se lo llevó hasta su frente como en una reverencia mientras cerraba los ojos.
Un segundo sólo duró ese pequeño ritual y abrió el libro, lo ojeo como pudo durante unos instantes, leyó un par de páginas y luego de cerrarlo cuidadosamente y envolverlo en el lienzo se lo alcanzó a Alfredo y le dijo:
– Comprendo que mis ancestros me están convocando a otra etapa de mi existencia – Dijo rompiendo el silencio- El fin de mis días se aproxima y debo estar preparado para una nueva forma de ser y así poder desprenderme de las verdades de este mundo, que sólo son ficticias y de aquellas cosas materiales que ya no tendré…
Alfredo pensó que estaba delirando y no atinó a contestar nada. La situación era tensa, en el medio de la nada con un enfermo grave y sin saber cuánto faltaba para el regreso de la expedición. Se sintió impotente…
– Porque mi permanencia no será ya física ni corpórea sino que trascenderá para poder llegar a conocer mi verdadera misión en el más allá. –Dijo Tubten con los ojos llenos de lágrimas.
–Toma, conserva este libro como lo hemos conservado en mi familia por generaciones. No tengo descendencia pero tú que me has acompañado hasta aquí, en mis últimos momentos, serás el heredero de esta fortuna.
Alfredo atinó a decirle que ese no era su fin para darle aliento, pero Tubten en un esfuerzo le interrumpió y mientras ponía el libro en sus manos le dijo…
– Este libro no te enseñará nada, pero de él obtendrás sabiduría… En él está depositada “la magia” para poder descubrir esa quietud y reposo que tu alma precise en momentos difíciles. Este libro no te mostrará el camino, pero en él encontrarás las claves del sendero correcto para transitar en esta efímera existencia… Tampoco te hará feliz, pero en sus páginas hallarás la esencia del bienestar interior que necesitas. No te hablará sobre la paz, pero la concordia y la armonía que buscas llegarán a ti para que puedas tranquilizar tu espíritu. Con él aprenderás a cultivar el orden y equilibrio necesarios para poder seguir tu sendero. Léelo cada vez que sientas que tu espíritu se inquieta y tendrás serenidad…
Alfredo tomó el libro y sorpresivamente sintió una vibración en todo su cuerpo que nacía desde su mano y le recorrió hasta la punta de los pies. Sin poder describir lo que sentía tuvo la vívida percepción de que toda su piel se erizaba y una sensación de bienestar invadió su cuerpo. Como si el frío hubiese desaparecido por completo se sintió totalmente relajado, a diferencia de hacía unos instantes con sus músculos totalmente contraídos por sus espasmos y tiritones. Inexplicablemente percibió alguna especie de energía que manaba del envoltorio y se transmitía a su ser…
– No te sientas tentado a descubrir sus secretos –le dijo Tubten susurrando sus últimas palabras- porque este libro es mágico y su misterio debe ser guardado tal como Hiroshi sentenció.
Hizo una profunda y ronca inspiración y cerró sus ojos…